La experiencia que se vive al escribir una historia es la misma experiencia que se vive al leerla; por eso, si queremos que el lector tenga una experiencia impredecible y única, tenemos que hacer de la incertidumbre nuestra mejor herramienta.
El proceso de escritura creativa no solo difiere de escritor a escritor, también difiere de historia a historia. Cada vez que un escritor se enfrenta a una hoja en blanco tiene que deconstruirse, desarraigarse de lo que cree saber de este arte, y empezar desde cero: con el inicio de una historia nace un novato, con el final de una historia nace un nuevo escritor. Se empieza la historia sin saber de que trata, se avanza en ella sin saber como termina y no existe regla o guía alguna que simplifique el proceso.
Sin embargo, de la misma forma que la vida de un futbolista no consiste solo del juego en la cancha sino también de un proceso acumulado de entrenamiento para fortalecer músculos y ganar agilidad, el escritor puede mejorar sus habilidades creativas y narrativas con prácticas continuas. A continuación enlistaré las múltiples técnicas que uso para entrenar mi creatividad, pero que nunca uso para escribir mis historias.
Las técnicas creativas nos entrenan a generar ideas únicas.
Las técnicas narrativas nos entrenan a conectar harmoniozamente ideas con ideas formando un todo más grande que la suma de sus partes.
Notas particulares sobre mi proceso.