Es común encontrar textos donde la descripción tiene como objetivo ambientar al lector bajo un mundo delimitado particular. Esto se hace de forma incorrecta cuando la ambientación está aislada del resto de la historia sin tener una conexión armonioza con la trama y el mundo interior de los personajes. Una práctica que puede ayudar al escritor a mejorar en este aspecto es escribir descripciones que inmediatamente después se usa como la fuente de inspiración para un nuevo avance en la trama, construir un mundo más profundo o exponer el interior del personaje.
Veamos un ejemplo.
En el texto anterior, la descripción de los faros llevó a una asociación luz de los faros -> luz de las estrellas. Está descripción abrió la puerta creativa para una asociación de mayor profundidad, llevando a los faros la siguiente asociación de las estrellas: luces -> constelaciones -> historias -> guía.El mundo estaba hecho de islas y en el centro de cada isla había un faro. Por las noches el mundo brillaba como un cielo estrellado; y al igual que las constelaciones del cielo, las luces marinas se conectaban unas con otras trazando líneas que guíaban al tránsito de navegantes.
En el mes de enero se encendían ciertos faros y se apagaban otros, quedando al descubierto la constelación del granjero; los navegantes seguían la ruta de luces hasta llegar a la ya arada tierra del Este donde los esperaba la cosecha fresca. En marzo, la constelación de la oveja dirigía los botes a la lana trasquilada en los montes del sur. Y en diciembre, la constelación del pez le contaba a los capitanes sobre las truchas de los fríos ríos del Norte. Los faros eran la guía del comercio.
—Laylah Rain